“La primavera la sangre altera”. Una frase tan histórica como cierta. Las temperaturas suavizan, los días se alargan y, al pasar más tiempo al aire libre, sufrimos un aumento de la vitalidad y las endorfinas. Sin embargo, también es una estación en la que suele aparecer un problema: la depresión primaveral.
¿Sabías que la primavera es la época del año en la que se produce un mayor número de consultas de atención primaria relacionadas con estados de ánimo? Principalmente se trata de toda clase de síndromes depresivos o también de astenia primaveral.
Según los daos hechos públicos por la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública, el aumento en esta clase de atenciones se incrementa entre un 10 y un 15%. Por suerte, la mayoría de ellas tiene que ver con pequeñas depresiones menores, aunque también hay un buen número de casos severos.
La primavera suele influir de una manera negativa aquellos individuos que padecen distintos trastornos relacionados con la ansiedad y la bipolaridad, un trastorno en el que se mezclan episodios de tipo depresivos con otros en los que la persona presenta una euforia excesiva.
Además, según los datos de esta organización, alrededor de un 10% de las consultas totales tienen que ver con recaídas. Aunque no son los únicos problemas que se agudizan durante esta época de año, ya que también puede destacarse toda clase de inconvenientes dermatológicos y de estómago. Por tanto, la influencia de la primavera sobre nuestro estado de salud es innegable.
La depresión primaveral o astenia puede definirse como un cambio en el estado de ánimo de una persona, con una sensación acusada de cansancio permanente.
Para poder “combatirla”, lo primero que aconsejan los especialistas es tomárselo con calma, cuidar hábitos tan importantes como la alimentación y hacer ejercicio físico de manera frecuente, preferiblemente a diario.
En último lugar, es curioso que la incidencia de la depresión primaveral sea mucho mayor en personas jóvenes que en mayores o niños. Sin embargo, no existe una distinción de género, afectando prácticamente por igual tanto a hombres como a mujeres.
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