WhatsApp parece haberse convertido en el estándar de la mensajería instantánea en nuestro país. Esto ha llevado a muchas empresas a utilizar este canal de comunicación con sus clientes, y es que WhatsApp como canal de atención al cliente tiene muchísimas ventajas, pero también algunos inconvenientes.
La principal ventaja proviene de la universalidad de la aplicación: prácticamente todos los clientes lo tienen entre sus aplicaciones. Esto hace que comunicarnos a través de este canal resulte mucho más sencillo que a través de otras posibles alternativas de mensajería instantánea.
Para ello os aconsejamos que echéis un vistazo a la web whats desde cero donde os darán las instrucciones necesarias para conseguir implantar un servicio de atención al cliente a través de la herramienta de mensajería instantánea. Conseguirás acercarte a tus clientes de forma directa y más personal, haciendo el trato con ellos mucho más cercano.
Por otro lado, es un canal en el que no se espera la respuesta inmediata del otro. Tanto si tenemos activado el doble check azul, como si hemos inhibido esta opción, la persona que envía un mensaje instantáneo por esta vía si ve que no contestamos y es urgente acabará por llamarnos. De esta forma es una vía de comunicación algo menos intrusiva que la llamada directa, sobre todo fuera de los horarios convencionales.
Pero también tiene sus puntos negativos. Es un canal de comunicación más informal, de manera que los clientes pueden llegar a tomar ciertas confianzas que luego los lleven a pedir cosas que no estamos dispuestos a ofrecer de forma desinteresada. En este caso, la confianza en muchos casos lleva a los abusos.
Además, si el correo electrónico nos permite tener documentadas las conversaciones con los clientes, con WhatsApp no es tan sencillo. Muchas peticiones requieren de una explicación mucho más extensa que un mensaje a través del teléfono inteligente. Es cierto que fotos o documentos escaneados pueden ser un apoyo, pero luego, a la hora de guardar la documentación, no es tan fácil.
Finalmente, nos obliga a estar mucho más pendientes de lo que nos gustaría del smartphone y las notificaciones, tanto dentro de la oficina como fuera de ella. Esto puede provocar una serie de interrupciones que acaban por influir en nuestra productividad de forma negativa. Es cierto que podemos usar WhatsApp en el navegador web, pero eso no implica que no nos interrumpa cuando estamos concentrados en una determinada tarea.
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